investigacion

Investigación

El grupo de Bioquímica Microbiana tiene una amplia experiencia en el estudio del desarrollo de lo hongos. Para ello utiliza, principalmente, dos estrategias: la biología molecular y la extracción e identificación de productos naturales. En lo que respecta a esta última estrategia, nuestro grupo, en el año 2002, consiguió aislar, identificar y caracterizar el compuesto denominado conidiogenona. Esta molécula es producida por el hongo Penicillium cyclopium para poder detectar los cambios de las condiciones ambientales y activar así la correspondiente respuesta morfológica (Roncal et al., 2002). El artículo publicado sobre este descubrimiento logró atraer la atención de las/os editoras/es de la revista Science, que lo seleccionaron entre los mejores trabajos del año. En el año 2003, comenzamos a investigar el desarrollo del hongo Aspergillus nidulans, debido a su utilidad como modelo para analizar la reproducción de otros hongos que se utilizan habitualmente en la industria. Recientemente, por un lado, hemos comprobado que los aniones de bicarbonato producidos por el hongo son los encargados de controlar su crecimiento (Rodríguez-Urra et al., 2009); y por otro lado, hemos observado que A. nidulans produce un aducto de dos moléculas necesario para la indución de la conidiación (Rodríguez-Urra et al., 2012).

En el año 2005, dentro del contexto de los trabajos realizados con el A. nidulans, comenzamos a aplicar técnicas de la biología molecular, con la intención de identificar y caracterizar los genes que activan y controlan el desarrollo, así como las proteínas derivadas de ellos. Concretamente, nuestro objetivo era entender en base a que mecanismos moleculares actúan las proteínas que detectan la condiciones ambientales y activan los correspondientes cambios celulares. Desde entonces, hemos publicado varios trabajos en revistas de primer nivel, y nuestras fotografías han ocupado la portada en varias ocasiones. En este ámbito, nuestro trabajo se ha centrado en el estudio de las dos proteínas conocidas como FIbB y FIbE. La primera es un factor de trascripción y la segunda concreta la localización de la FIbB en el interior de la célula del hongo (Etxebeste et al., 2008; Etxebeste et al., 2009a eta 2009b; Garzia et al., 2009; Garzia et al., 2010). Recientemente también hemos caracterizado otros factores que actuan en este nivel (Garzia et al., 2010), y hemos participado en su caracterización (Kwon et al., 2010). Toda esta labor nos ha llevado a convertirnos un referente mundial en las investigaciones entorno al hongo que es objeto estudio. Por otro lado, uno de nuestros trabajos despertó el interés de las/os editoras/es de la revista Molecular Microbiology y publicaron un microcommentary sobre el tema (Harris, 2009). Este año esperamos publicar dos trabajos basados en análisis transcripcionales realizados mediante la técnica del RNA-sequencing: Garzia et al., 2013 y Garzia et al., G3 Bethesda, en revisión).

Nuestra experiencia y los conocimientos acumulados en el estudio del desarrollo de los hongos nos han dado la oportunidad de dar el paso hacía el ámbito aplicativo. En este sentido, nuestro grupo ha firmado un convenio de colaboración con la empresa recientemente creada Biofungitek S. L. para conseguir el aislamiento, la identificación y la caracterización de la molécula endógena (generada por el hongo) que regula el desarrollo y el crecimiento de los hongos patógenos. De este modo, estamos convencidos de la posibilidad de desarrollar medicamentos y productos contra los hongos patógenos que sean más eficaces y respetuosos con el medioambiente.